Afortunadamente, en los últimos años se ha tomado conciencia en general de la importancia de proteger nuestros ojos de las radiaciones solares, así como de la amenaza que suponen para la salud ocular. Esto ha generalizado el uso de las gafas de sol haciéndolas casi imprescindibles.

La mayoría de afectaciones oculares causadas por la luz solar son crónicas, acumulativas y en ocasiones incluso irreversibles. La exposición a la radiación UV-A y UV-B a largo plazo, puede afectar a diferentes estructuras oculares:

- Párpados: Alteraciones en su piel.

- Córnea: Puede producir queratitis, inflamación de la córnea que cursa con dolor, fotofobia e irritación ocular.

- Conjuntiva: pterigion: Crecimiento anormal de tejido en la conjuntiva que puede producir sensación de cuerpo extraño e irritación ocular.

- Cristalino: Actúa como filtro natural de la luz UV que se relaciona con la aparición de catarata a la edad adulta, principal causa de ceguera reversible en el mundo.

- Retina: La radiación solar sobre la retina aumenta la probabilidad de tener DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad) principal causa de ceguera irreversible en el mundo.

Al hablar de protección solar, es importantísimo que el filtro o la lente de las gafas esté homologado. No te la juegues con esto!

Un filtro no adecuado es contraproducente, ya que el hecho de llevarlo provoca (absorbiendo parte de la luz) un ensanchamiento del diámetro pupilar, y por tanto es aún mucho mayor la cantidad de radiación UV que llegará en el ojo y que no siendo absorbida por la lente, penetrará dañando las estructuras oculares.